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Miller&Maranta, Escuela Volta (1997-2000) |
No quedaría completo este primer viaje – que pronto cumple un año- por el panorama contemporáneo de la arquitectura escolar helvética, sin detenernos en un ejemplo imprescindible del amplio muestrario: la Escuela Volta en Basilea (1997-2000), una de las obras que cualifica la trayectoria del influyente tándem suizo, Miller & Maranta, formado por la pareja de arquitectos: Quintus Miller (1961) y Paola Maranta (1959). Fruto de un concurso convocado en 1996, la trascendencia de la Escuela Volta como modelo edificatorio (cuya importancia queda demostrada por el número de referencias bibliográficas que la acompañan), entiendo que responde a tres cuestiones principales: la primera su especial localización: un solar urbano donde el programa docente debe de desarrollarse en altura (una respuesta proyectual que no es habitual en las mesas de los arquitectos de nuestro país); en segundo lugar, la magistral solución organizativa que ofrece el tándem suizo excavando, entre sus potentes muros, pequeños pozos de luz que se convierten en la auténtica estrategia del proyecto; por último, la íntima comunión entre la materia (hormigón), la técnica (o tecnología) y la solución espacial.

La organización de la escuela viene marcada por los especiales condicionantes
del lugar; una estrecha franja volcada a la plaza sirve de hall que conduce, por un lado, a las tripas del colegio, el gimnasio, y las plantas superiores a través de una amplia escalera encajada entre pantallas de hormigón. La planta primera actúa como planta noble del colegio y de ella arrancarán dos nuevas escaleras lineales que sirven al centro. La planta, casi cuadrada, se articula mediante la concatenación de una serie de aulas y patios (íntimamente unidos para iluminar los espacios docentes interiores) que aparecen de manera contrapeada y que confiere a cada nivel una imagen laberíntica, un espacio fluido, sin continuidad en los pasillos, donde los pozos de luz que unen en vertical los distintos niveles, se convierten en protagonistas de la articulación espacial ofreciendo un caleidoscopio de perspectivas a través de los grandes ventanales de los patios; al fondo de uno de ellos se enmarca, como en un cuadro, la silueta de la antigua central térmica.
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Miller&Maranta, Escuela Volta, plantas |

Lo que el despacho de Chur aporta al proyecto va más allá de una simple adecuación estructural (especial) a un proyecto arquitectónico sino que es, en sí mismo, la solución. Arquitectos e ingenieros trabajan al unísono para hacer posible la idea espacial de la obra con la tectónica del sistema estructural que le dé forma. La maqueta que sirve a los ingenieros como banco de pruebas del sistema pensado resume, gráficamente, lo que los cálculos harán posible: una estructura tridimensional a base de placas horizontales (losas de forjados) y verticales (pantallas) de hormigón que entran en contacto en determinados puntos de la malla espacial que, junto con la aplicación de la tecnología como el pretensado de uso habitual en obras de ingeniería, permite trabajar con la malla de placas, no continuas, para salvar las luces previstas en el proyecto.


de matriz cementosa los arquitectos añaden al centro una alfombra continua a base de un pavimento de resinas con acabado bruñido. El resultado es un edificio compacto que parece haber sido esculpido o vaciado de un enorme bloque pétreo previo.
Fuentes:
+ Fotógrafos: H. Henz y R.Walti
+ Detail 3/2003: Konzept Escuelas
+ Construir la Arquitectura.....Andrea Deplazes.
Ed. GG.
Ed. GG.
+ Architectural Concrete in Detail. Four Buildings
by Miller&Maranta. Ed. Quart Architektur
by Miller&Maranta. Ed. Quart Architektur
+ Betonsuisse