La obra de Menos é Mais: una aproximación a la última arquitectura portuguesa
Para aquellos que, como quien escribe, completamos nuestra formación académica como arquitectos a finales de la década de los 80, la obra y la figura de Álvaro Siza flotaba por encima de nuestros tableros (también lógicamente, y entre otros maestros contemporáneos, la omnipresente figura de Rafael Moneo). Una vez titulados, seguimos la sombra del maestro portugués tanto en suelo luso como en la “toma” de Europa, algo que, por otro lado, resultaba asombroso en aquellos momentos, por lo inédito: el hecho de que un autor ibérico fuera reconocido internacionalmente hasta el punto de tener que seguirlo más fuera de su casa que dentro. Sin embargo, pasados los años y visto que esa misma circunstancia se repetía con su discípulo más directo, Eduardo Souto de Moura, me pregunté si realmente conocíamos algo del resto de la arquitectura portuguesa. Pregunta absolutamente lógica, por otro lado, si pensamos en el efecto “pantalla” que los dos grandes maestros contemporáneos portugueses -los dos Pritzker- han ejercido, durante años, sobre el resto del panorama arquitectónico de nuestro vecino y alargado país.

Para seguir y perseguir el relato de la arquitectura lusa de la última década a través del hilo conductor de las publicaciones españolas, habrá que remontarse hasta el 2001 al encuentro de una de las líneas editoriales de referencia en habla hispana como es GG, y su influyente colección 2G (que recientemente cambió tinta por pixeles) con el número 20 titulado Arquitectura Portuguesa: una nueva generación; prologado por el arquitecto y profesor Joâo Belo Rodeia que con su artículo Línea de tierra: presentación de una nueva generación de arquitectos portugueses, nos proponía algunas claves para situar a los arquitectos que entonces contaban con edades comprendidas entre los treinta y cuarenta años. Nombres por entonces “emergentes” como los hermanos Aires Mateus, Inés Lobo y Pedro Domingos, Paulo Providéncia y, entre otros, la pareja formada por Cristina Guedes y Franciso Vieira de Campos. Grupo de características bastante heterogéneas que en palabras del crítico sirvió de “puente” de unión con la generación anterior.
Los futuros Menos é Mais acudían a la cita con el muestrario que ofrecía la revista con una de sus primera obras como socios: el Pabellón de la Facultad de Bellas Artes de Oporto (1996-1998), una pequeña obra que sin duda les hizo visibles tanto en su país como en España. El pabellón, una pieza compacta compuesta, a su vez, por dos primas resueltos –a modo de contrapunto- con dos materiales prestados por la imaginería industrial: chapa galvanizada ondulada en horizontal en el pabellón de talleres, y paneles de bakelita acabado en madera, de gran formato y que llegan a cubrir incluso, los huecos de entrada, para el volumen que alberga las dependencias auxiliares. Con ese gesto, el de enfundar completamente en una piel de madera el escueto prisma de entrada, sin que las fenestraciones vulneren la imagen del objeto, rotundo y compacto, conecta, a mi entender, algunas obras de Menos é Mais con otra de las arquitecturas relevantes de aquel momento, la que nos llegaba desde Suiza (las primeras obras de Herzog & de Meuron y la obra del maestro Zumthor): objetos rotundos, no referenciales, en los que el edificio dialoga con el entorno con sus propias leyes. También, en este pequeño pabellón encontraremos algunas de las claves del trabajo de la pareja (que luego trasladarán a otros proyectos) como el uso de materiales de “catálogo” -también técnicas- tomadas de los procesos industriales, donde “la prefabricación” y “el montaje” generan sus propio universo: modulación, repetición, control milimétrico en la ejecución y, por supuesto y como seña de identidad que encontraremos a lo largo de este viaje por la trayectoria de la pareja, el virtuosismo en el detalle. Tras este primer acercamiento de la colección al joven panorama arquitectónico luso, 2G siguió con atención lo que nos llegaba desde el país atlántico presentándonos la obra de autores tan relevantes como Aires Mateus (Nº28, 2003), Paulo David (Nº47, 2008) o el más reciente (Nº64, 2010) dedicado al interesantísimo arquitecto lisboeta Ricardo Bak Gordon.


Un año más tarde, y cerca de la anterior, Guedes y Campos completan su intervención en el complejo fabril con otra nave, esta vez, para la sección Inapal Metal. De nuevo, los arquitectos trabajan sobre las experiencias aprendidas en los diseños precedentes, si bien se aprecia una cierta sensibilidad en el trabajo de la piel y en el perfil del edificio que mitigan la frialdad del uso industrial. Recurren de nuevo a planos de tersas chapas metálicas que colocan, en este caso, con una alternancia en su disposición (en vertical o en horizontal), estirando los planos hasta encontrase con la cubierta con unos acuerdos resueltos con cantos romos. Esta “humanización” de la fachada la completan los arquitectos echando mano de la técnica aplicada al metal mediante el empleo de unos sorprendentes planos de chapa calada, con un patrón de nido de abeja, dispuestas en las zonas que precisan de ventilación e iluminación. El juego de alternancia de las chapas grecadas y el claroscuro de las celdas, confieren a construcción una imagen cambiante a lo largo del día, mutando, al atardecer, hacia un delicado fanal cuando la tenue luz interior atraviesa las fachadas caladas.
Habrá que esperar hasta el 2012 para que, de nuevo, la mirada de una de nuestras revistas de cabecera AV se dirija hacia el país del fado y la saudade. Con el rotundo título de Portugal. Twenty Teams, la influyente publicación española vuelve a actualizar nuestra lejana visión de la arquitectura de un país tan cercano. AV retoma el camino con otra acertada reflexión de Jorge Figueira con el ensayo que descorcha el número titulado: La arquitectura pujante de un país en crisis, donde el autor lanzaba la sorprendente pregunta sobre la existencia o no de una arquitectura netamente “portuguesa”. En esta nueva vuelta a Portugal, tal y como reza en una sección de la revista, se presentan las últimas realizaciones de un selecto grupo de equipos lusos (20 en total) que nos ofrece una visión caleidoscópica del excepcional momento que presenta la arquitectura portuguesa.
Entre nombres consagrados (incluso divinizados como son Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura) nos encontramos con una realización de Menos é Mais: la primera de sus dos intervenciones para la remodelación y ampliación de la Bodega Quinta do Vallado en Vilarinho dos Freires (2008‑2010), una obra espectacular que, sin duda, supone un punto y aparte en la trayectoria del tándem luso y una de sus realizaciones más logradas. Si en las anteriores la pareja lusa trabajaba con el método y el rigor constructivo, en esta obra “mineral” los arquitectos entran en contacto directo con la tierra, el lugar y el paisaje. A partir de un recinto excavado en las entrañas de la ladera, donde sitúan el sacrosanto espacio abovedado paras las barricas, desarrollan la planta en sentido de descendente; creciendo y emergiendo ésta de la vertiente como una colada volcánica que, enfriada rápidamente, da lugar a formas geométricas que han quedado solidificadas a media ladera. Entre los bloques abiertos al paisaje de viñedos, los arquitectos proponen al visitante un laberíntico recorrido al abrigo de los impresionantes muros revestidos de pizarra bituminosa y vistas panorámicas con las cubiertas convertidas en balcones volcados hacia el valle.
El presente número de TC Cuadernos, pone al día la obra de Menos é Mais, con la segunda de las intervenciones que la pareja lusa han realizado en la amplia parcela de la bodega: el Hotel Vínico que completa la experiencia alrededor del vino que ofrece la bodega. Situado en el extremo opuesto al que ocupan las bodegas, y junto a la señorial casa que preside la hacienda, los arquitectos han construido, dos años después de su primera intervención, un escueto prisma de dos alturas que se abre en abanico hacia las magníficas vistas de los viñedos. De nuevo, se echa mano de la materia, la pizarra, para construir esta pequeña pieza, si bien, los expresivos planos de lajas de pizarra se acomodan esta vez entre amplias franjas de hormigón visto dispuestas a la altura del primer forjado y la cubierta, que se expresa, al exterior, y en continuidad con los rotundos planos interiores que forman las losas vistas de los techos. La imagen lejana del edificio nos trae a la memoria los potentes muros de lajas de piedra con los que el maestro suizo Peter Zumthor revistió la inconmensurable Termas en Vals.


Los ya conocidos proyectos y obras de la pareja portuguesa se actualizan en la presente monografía a través de una de las señas de identidad de nuestra cabecera: ofrecer al lector interesado una aproximación al objeto construido a través de la idea que los autores nos transmiten de su obra en los completos detalles constructivos; una herramienta propia de la arquitectura donde la materia y la técnica representan lo que ha de ser o explican lo que es ya realidad. Desde la pequeña escala de la irrepetible serie de bares de la marginal de Gaia, hasta el trabajo a nivel de proyecto urbano ‑intervenciones en Contumil y Pío XII o la multicolor barrera portuaria de Mantonsihos-, pasando por las delicadas viviendas unifamiliares –casa de Ofir, Afite y Boavista-, además de los nuevos proyectos que están sobre las mesas del estudio, la obra de Menos è Mais entronca, a mi entender, con lo mejor de la arquitectura lusa que bebe tanto de las fuentes de los dos grandes maestros, como de las nuevas “redes” que se tejen desde Europa, fundamentalmente desde Holanda y Suiza; lo que el arquitecto y profesor Joâo Belo Rodeia denominaba como “eje erásmico” formado por la línea imaginaria que engarza Rotterdam con Basilea. Volviendo a la sorprendente pregunta con la que arrancaba este escrito “¿Existe la arquitectura portuguesa?”, ésta era respondida por quien la formulaba con un incierto “Aún tendremos que esperar para saberlo......”. Mientras dilucidamos si ésta (u otra arquitectura en realidad) responde más al sitio que al tiempo en que se desarrolla, simplemente, dejémonos llevar por lo que los autores nos transmiten en su monografía ya que, sin lugar a duda, se trata de una arquitectura que emociona.
Fuentes:
+ TC 111 Menos é Mais Arquitectura 2000/2013, General de Ediciones de Arquitectura, 2013
+ AV, Arquitectura Viva, 2G
+ AV, Arquitectura Viva, 2G