Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

2/5/13

DE ROJO VIVO / EDIFICIO DE VIVIENDAS "SIMPATÍA" DE ALVARO PUNTONI-GRUPOSP EN SÃO PAULO (BRASIL)


GrupoSP, Edificio Simpatía en São Paulo (Brasil). Fot: Nelson Kon

Si hubiese que elegir una banda sonora que acompañara a la arquitectura moderna brasileña, me decantaría por la obra del genial Heitor Villa-Lobos, que añadió a lo esencial de la música europea el olor de la selva amazónica y los sonidos y ritmos populares. Si se tratara de asignar “un libreto” nada mejor que los textos del recientemente fallecido Roberto Segre, arquitecto, crítico e historiador de arquitectura, que nos hacía cruzar el charco en unos cuantos párrafos y que, puntualmente, se dejaba caer por las páginas de AV Monografías y Arquitectura Viva para desbrozarnos el complejo panorama arquitectónico tanto brasileño como latino americano. Por último, si lo que necesitamos es acercarnos a lo visual, a la imagen, recomiendo la velocidad de vértigo de la red para acceder en un clic a la ventana Arquitetura Brutalista, coordinada por la arquitecta Ruth Verde Zein, quien nos invita a un apasionante viaje por la Arquitectura Paulista. Mencionar la Escuela Paulista es referirse al rigor del maestro Paulo Mendes da Rocha y al expresionismo del otro gran maestro paulista João Vilanova Artigas.

El arquitecto brasileño, en realidad los arquitectos que acuden a esta entrada: Alvaro Puntoni y, su antiguo socio y ahora colaborador ocasional, Angelo Bucci beben de esa fuente de doble caño. Ambos aparecieron ya referenciados en el arranque de este cuaderno, cuando mostré lo más significativo del interesante programa escolar FDE del estado de São Paulo con sus espléndidas ‑formando equipo o por separado- Escuela Altaliba-Leonel (Bucci-Puntoni) y en la magnífica Escuela en Votorantim (Puntoni con su actual estudio GrupoSP).

[GrupoSP, Escuela (FDE) en Votorantim, a la izquierda)

Alvaro Puntoni/GrupoSP, formado por el primero y los arquitectos: João Sodré, João Yamamoto, André Nunes y Alexandre Mendes, han presentado dos obras a la VIII BIAU. La primera de ellas un edificio residencial, el Edificio Simpatía en São Paulo (con proyecto y obra a cargo de Alvaro Puntoni, João Sodré y Jonathan Davies) y el edificio de oficinas del SEBRAE en Brasilia.

El primero de ellos, el edificio en la calle Simpatía – del que los propios arquitectos nos hablan a continuación- nos muestra una de las claves, a mí entender, de la arquitectura de Alvaro Puntoni/GrupoSP: el trabajo con el plano del suelo. Este no es, únicamente, el punto en el que el edificio toma contacto con la tierra, sino que es justamente el plano en el que el edificio empieza a tomar sentido. Ya lo comprobamos en la Escuela en Votorantim, el suelo –el plano que recibe el edificio- genera, al recorrerse, su interior: la calle y el patio llegan a través de la rampa hasta las mismas puertas de las aulas.






En el Edificio Simpatía, que se hace sitio entre el abigarrado tejido paulista, el suelo se convierte en una secuencia de planos en busca de la luz y las vistas; acoge la parte más pública –social- del programa conectándolo, de este modo, con la calle y el barrio. Sobre este plano, apoyado sobre esbeltos “pilotis”, descansa la torre superior residencial, de carácter más privado. El prisma aéreo a su vez coloniza (estrategia proyectual que recuerda la obra del maestro Mendes da Rocha con sus grandes edificios adintelados), con su dosel de hormigón y ladrillo parte de plano de apoyo; bajo este palio, y de manera natural, el visitante se ve obligado a levantar la vista al encuentro con el color, el rojo.


(De los autores)
Densidad y vacío
sección transversal (arriba la calle Simpatía)
La ciudad de São Paulo está marcada por su densa ocupación que hace difícil una nítida percepción tanto de su topografía original como de los pocos espacios vacíos existentes, especialmente de aquellos definidos y configurados por el sitio original, por los fenómenos geográficos. Uno de los desafíos para los arquitectos de este siglo tal vez sea insistir en la construcción de los vacíos a la manera de claros en el bosque, permitiendo nuevas dimensiones y posibilidades para vivir en nuestra ciudad. Este edificio profundiza en esa cuestión.

 












Construcción de la topografía
 planta a nivel con Medeiros y planta aparcamiento
El edificio se sirve de la accidentada topografía –una situación típica del valle– que existe entre la calle Simpatía y la calle Medeiros de Albuquerque, definiendo la ocupación de la parcela en dos bloques: uno superior y aéreo -la estructura habitacional- y otro inferior, anclado al suelo, de servicios y aparcamiento. Entre ambos bloques: un espacio, una losa libre, accesible a través de una pasarela que permite la visión lejana hacia el otro lado del valle.



planta a nivel con Simpatia (acceso) y planta primera

planta tipo
Diseño del movimiento en el espacio: caminando entre los árboles
Al quedar volcado sobre el patio inferior, las copas de los árboles frutales del jardín que lo envuelve quedan al alcance de quien lo recorre al nivel del acceso, lo que se ofrece como un tesoro en este recorrido: coger una fruta donde menos se espera. Una vez traspasada la puerta de vidrio, el espacio no se estrecha, al contrario, insiste en permanecer abierto para las vistas y para un jardín acuático que marca el espacio del vacío existente en la parte central del edificio, al que se asoman los ascensores y las escaleras. Al fondo, una terraza de uso comunitario abierta al paisaje culmina el paseo y permite el acceso a la piscina situada en la planta inferior.


   

















Los apartamentos como expresión de sus habitantes
Los apartamentos están organizados en dos bloques opuestos -el de la calle Simpatía y el de la calle Mederios- mediante configuraciones y vistas totalmente diferenciadas; ambos ofrecen distintas formas de ocupación, acordes con las distintas necesidades de los usuarios. Esta diversidad se expresa de manera aleatoria en la composición de las aperturas en las fachadas norte y sur, que se supeditan a la singularidad de cada apartamento. Mientras en las fachadas este y oeste amplios planos de vidrio, que se extienden a lo largo de los apartamentos, marcan la presencia del edificio en el paisaje urbano y, a su vez, inundan los ambientes de luz.



Espacios de convivencia
El núcleo de las circulaciones verticales (escaleras y ascensores) dispuesto entre los dos apartamentos se abre a una serie de galerías volcadas al vacío interior a modo de continuidad espacial de la plataforma de acceso. Estas terrazas, abiertas, amplían el espacio de cada unidad habitacional y ofrecen un generoso espacio de acceso a los apartamentos. Es un lugar para el encuentro y la convivencia de los vecinos.

Amabilidad urbana
En la plataforma inferior, la piscina se ha dejado caer sobre el terreno, rodeada por los jardines de la calle Medeiros de Albuquerque. Una vez más se establece una relación con las copas de los los árboles. Bajo esta estructura, con acceso desde el nivel de subsuelo, la lavandería se orienta hacia el jardín. Finalmente, a lo largo de la calle el edificio ofrece a la ciudad -mediante los retranqueos de su perímetro- un banco, un árbol y una pequeña plaza para la ciudad: un gesto de sencilla amabilidad urbana. Insertar un edificio residencial en este lugar requiere de la construcción de la topografía y el vacío. El deseo “de vivir la ciudad”.
  

GrupoSP, Edificio Simpatía en São Paulo (Brasil). Fot.: Nelson Kon






















































  
Fuentes:
+ GrupoSP, São Paulo
+ Fotografías: Nelson Kon
+ VIII Bienal de Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo. Cádiz, 2012
+ Arquitectura Viva, 144, Brasil construye (con artículo de Roberto Segre)
+ AV Monografías, 138, Latin América 2010 (con artículo de Roberto Segre)