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Modular, guardería en Kidrićevo (2006/08) |
Cumplidas más de dos décadas de la desintegración de la antigua Yugoslavia, que trajo consigo las fratricidas guerras de los Balcanes, las nuevas nacionalidades surgidas buscan su acomodo en el mapa de la vieja Europa, no sin dificultades y asoladas, también, por el frío viento de la crisis global que barre el mundo y, particularmente, a los países bañados por los tres mares míticos: el Mediterráneo, el Adriático y el Egeo. Si la situación política, social y económica de la península balcánica resulta complicada, la arquitectura de este mosaico de culturas ofrece un nuevo renacimiento; somos muchos los que en los últimos años hemos vuelto la mirada hacia obras y arquitectos balcánicos que aportan una fresca brisa en el uniforme (con salvedades) panorama arquitectónico europeo. Como muestra del interés que despierta la arquitectura contemporánea de estos países, tenemos el botón que la revista española El Croquis nos ofreció recientemente, dedicando un número monográfico a la trayectoria del espléndido equipo serbio/esloveno Bevk Perović Arhitekti, capitaneado por Matja Bevk y Vasa Perović con sede en Liubliana, Eslovenia.
Bevk Perović Arhitekti son la punta de lanza de una pléyade de estudios cuyos nombres circulan por las revistas y web´s especializadas de Europa y el mundo: OFIS Arhitekti, Enota, Sadar+Vuga, también de Eslovenia; Randic+Turato, 3LHD, Njiric+Arhitekti de Croacia, entre otros muchos.
Mojca Gregorski y Ajda Vogelnik Saje forman el equipo Modular de Liubliana. Entre el 2006 y el 2008 proyectaron y levantaron una pieza escolar que ha recibido el reconocimiento en distintos certámenes europeos: una guardería en Kidrićevo. Los arquitectos amplían, con esta nueva pieza, un colegio de primaria existente que completa su programa con 6 unidades para educación infantil de 3 a 6 años y 4 aulas para alumnos de 1 a 3 años, comedor y despachos. Situado en un área muy despejada de la población y con unas amplias vistas, los arquitectos articulan la ampliación tomando como charlena la pieza destinada a comedor, de la que arranca el aulario diseñado con dos alas en forma de abanico que se abren y atrapan entre sus muros el verde tapiz exterior, conformando patios semiabiertos a los que se vuelcan las aulas.
Los corredores, pensados como auténticos canalizadores del ir y venir de los más pequeños, se encuentran definidos, por el lado opuesto a las aulas, mediante un acristalamiento completo que ayuda a conectar visualmente el edificio con el espacio libre de los patios exteriores.
La volumetría del edificio es muy sencilla y consta de distintos prismas que siguen el trazado de la planta en los que los autores han introducido una diferenciación espacial entre los tubos destinados a los corredores, de menor altura, frente a las piezas de mayor envergadura que contienen las aulas, con el objeto de tener iluminación y ventilación cruzada en las aulas.
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Modular, guardería en Kidrićevo, planta y secciones |
El exterior se concreta con dos pinceladas empleando materiales de textura suave y adecuada para la proximidad y el contacto con los alumnos más pequeños: paneles de madera-cemento en distintos tonos dispuestos entre un patrón vertical de montantes vistos de madera; carpinterías exteriores también de madera y grandes paramentos acristalados, entre los que emergen unas delicadas marquesinas de tablones que protegen las salidas directas de las aulas al patio de juegos.
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Modular, guardería en Kidrićevo, vistas desde los patios exteriores |
Mojca Gregorski y Ajda Vogelnik proponen para el interior una paleta de materiales y un diseño del mobiliario pensado para que los más pequeños aprendan jugando mientras se deslizan entre módulos acolchados; la gama cromática empleada ayuda a estimular las sensaciones de los más niños haciendo del colegio un lugar en el que se divierten y aprenden.
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Modular, guardería en Kidrićevo, interior |
Fuentes:
+ Fotógrafo: Miran Kambic
+ Premio Mies van der Rohe, 2009
+ El Croquis, nº 160