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David Closes i Nuñez, intervención en la Iglesia del Convento de Sant Francesc en Santpedor (2003/11)
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Una primera aproximación a las distintas estrategias para la intervención en edificios históricos nos conduce por dos posibles caminos: el que siguen aquellos que entienden que el peso de la historia es suficiente para justificar su reconstrucción o, por otro lado, los que utilizan esa carga como contrapeso para ir un poco más lejos. El arquitecto de Manresa David Closes i Nuñez (1967), optó por esta segunda vía cuando acometió la intervención del único elemento que se mantenía en pie del antiguo convento de Sant Francesc en Santpedor, en la comarca catalana de Bagés (Barcelona): la antigua Iglesia, una pieza que forma parte del conjunto monástico iniciado a principios del siglo XVIII.
Con el objeto de recuperar este elemento que forma parte de la memoria del municipio y la comarca, el consistorio optó por un cambio de uso reconvirtiéndolo en Auditorio y Centro de Exposiciones. El montaje de las fotografías que el autor nos presenta para describir el estado actual de la iglesia es suficientemente descriptivo como para entender lo que será la estrategia de la intervención posterior: un noble espacio eclesiástico, típicamente mediterráneo, formado por una nave central y capillas laterales, convertido en un ocasional cementerio de coches desvencijados, sobre los que se amontonan los restos de cascotes de las bóvedas parcialmente hundidas. El peso de la historia, en este caso, además de evidente resulta casi cruel por el estado de abandono de tan noble edificio; las heridas de la historia son tan evidentes que incluso duelen.
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Martínez-Lapeña, L´Hospitalet, Ibiza |
El arquitecto se enfrenta a esta intervención con un ojo en el pasado pero con la idea de seguir hacia adelante; la nueva vida que le espera a este antiguo espacio espacio religioso tiene, desde el punto de vista de la estrategia proyectual, distintos antecedentes en los que vale la pena detenerse un instante. Los cuatro ejemplos siguientes (entre otros muchos) recuperan antiguas iglesias como nuevos contenedores para uso expositivo o cultural, y todas ellas desde la más completa contemporaneidad de la intervención. Desde la mítica e imprescindible intervención del tándem Martínez-Lapeña en la Iglesia de L´Hospitalet en Ibiza (1981/84); la restauración de la Iglesia de Santo Domingo de Silos en Alarcón, Cuenca (1984/88) de los arquitectos Batlle y Roig; pasando por la memorable actuación de Ignacio Medaro en el Templo de San Marcos en Toledo para su reconversión en Centro Cultural y Archivo de la monumental ciudad, hasta la más actual rehabilitación de la Iglesia de los Trinitarios de Vic para nuevos usos del dueto catalán Rodán+Berengué (2009), todas ellas se apoyan en la historia sin renunciar a interpretarla en clave moderna, contemporánea.
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De arriba a abajo, Batlle y Roig, Ignacio Medaro y Roldán+Berengué |
David Closes i Nuñez, recupera para la colectividad un espacio estático como es este destinado al culto, dotándolo de los elementos necesarios para su nuevo uso: accesos adecuados, aseos, instalaciones, etc. todo ello bajo la idea de la continuidad de recorridos. Como comenta el propio autor en la memoria de la intervención, la visita al edificio recuperado se establece como un continŭus que atraviesa, de parte a parte, la iglesia a distintas alturas, en la que incluso, ubica, algunos espacios a caballo entre el exterior y el interior del antiguo templo con el objeto de llevar esa idea de continuidad hasta el límite.
Las instantáneas de lo construido y la delicadeza en el trabajo de las plantas y las secciones, nos muestran que el autor, sin duda, rinde homenaje tanto al maestro catalán Enric Miralles (el trabajo en el cuerpo de la escalera de acceso y en las filigranas de las protecciones de madera ) como al gran maestro italiano Carlo Scarpa (en las pétreas pinceladas de los planos de hormigón).
David Closes i Nuñez, intervención en Santpedor, plantas y secciones (2003/11)
Para el arquitecto lo nuevo debe de dialogar con lo antiguo sin enmascararlo, de ahí que las heridas de la historia que presenta el edificio deja que cicatricen sin aplicarles luego tratamiento rejuvenecedor alguno: los importantes boquetes de las bóvedas se reutilizan como entradas cenitales de luz que incluso se anuncian al exterior, mediante prismas metálicos que se elevan por encima de los muros originales de la iglesia. El autor, en busca de lo esencial, limpia la capa de enfoscados y pinturas de la parte baja de la nave y capillas laterales, hasta llegar a descubrir el mapa de sillares y sillarejos de piedra de los arcos y paredes presentándolos completamente desnudos.
La idea de la intervención puede quedar congelada en una imagen, de gran plasticidad, como la que nos muestra el autor en uno de los extremos del antiguo templo en el que una potente estructura cruzada de hormigón, apoyada en las antiguas fábricas de piedra, sostiene en el aire, casi sin esfuerzo, una caja de piel metálica volcada al espacio exterior que ha quedado atrapado entre los nobles muros de la iglesia.
Fuentes:
+ Archidaily
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