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Max Bill, Hoschschule für Gestaltung (HfG) en Ulm
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En 2001 la revista AV publica un número monográfico, el 89, dedicado a la arquitectura suiza reciente bajo el título Materia Suiza. Dos artículos introductorios, uno del tándem formado por Jacques Lucan y Martin Steinmann -a modo de diálogo-, y otro de Justo Isasi, desgranan el panorama arquitectónico suizo; Isasi condimenta la posterior presentación de la obra reciente de distintos autores de la confederación, con una referencia directa a la materialidad expresiva de sus obras a través del uso de cuatro materiales básicos (más bien texturas): hormigón, madera, metal y vidrio. Respecto a la publicación precedente, la de 1995, que constaba con una escueta relación de seis autores, el nuevo listado se completa con la obra de trece arquitectos (o estudios de arquitectos) que, anuncia, la excelente calidad media de la producción arquitectónica general, dado el reducido ámbito territorial de la muestra. A los nombres de autores de reconocido prestigio en el momento de la publicación como son Herzog & de Meuron, Diener & Diener y Gigon/Guyer, se añaden otros, que ya se anunciaban en la anterior 2G, concretamente: Gion A. Caminada y Bearth+Deplazes.
En esta relación se muestra la obra de autores de largo recorrido como ocurre con la pareja formada por Silvia Gmür y Livio Vachini que, y en el caso de este último, se encuentra unido, medularmente, a los orígenes de la arquitectura contemporánea helvética con su obra en la zona del Ticino. Se trata de un arquitecto extensamente publicado que, en el número estudiado, nos vuelve a asombrar con una obra de pequeña escala, de factura impecable, destinada a tres villas insertadas a modo de objetos en el paisaje del norte se Suiza.
Del listado anterior, destaco tres duetos que viven y trabajan en la zona francófona, la Suisse Romande: Miller & Maranta, Galetti & Matter y Devanthéry & Lamunière, cuya trayectoria posterior contará con el reconocimiento inmediato de las publicaciones especializadas europeas, además de distintos premios. Los dos primeros presentaban ejemplos recientes de arquitectura escolar; concretamente dos escuelas, una de ellas en Basilea -Miller & Maranta- y otra en Collombey (cantón de Valais) -Galetti & Matter-. Dos entornos distintos para dos programas similares: un contexto urbano en la Escuela Volta, de los primeros, y otro netamente rural que es, además, la ampliación de un centro existente. Con la perspectiva que ofrece la relectura de estas construcciones en el tiempo, puede concluirse que las dos obras presentadas son notables ejemplos de esta modesta tipología a las que unirán otras de factura inmejorable y que el lector interesado puede ir desgranado en la publicación española Temas de Arquitectura, de Ediciones Generales de Arquitectura que, de manera continuada, presenta ‑en los números destinados a Arquitectura Escolar- ejemplos destacados de esta tipología que nos ofrece la arquitectura suiza más reciente.
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Serigrafía de Max Bill |
Tres años después, en el 2004, la revista 2G presenta, en un número doble, la andadura del arquitecto suizo Max Bill. Este autor que, curiosamente, no ha sido referenciado prácticamente en ninguno de los textos “clásicos” de la historiografía arquitectónica moderna, sorprende tanto por la calidad de algunas de sus obras como por el carácter coral de su producción que no se limita únicamente al hecho construido. Arquitecto, escultor, diseñador e ideólogo nacido en 1908 en Winterthur (cantón de Zurich), y discípulo directo en la Bauhaus de Dessau de otro suizo notable: Hannes Meyer ‑quién sucedió como director de la misma a Walter Gropius- y que fue el principal abanderado de la corriente denominada como la “nueva objetividad” que recorrió centroeuropa y Holanda en los años anteriores a la Segunda Gran Guerra. Con la disolución de la Bauhaus, como consecuencia del ascenso al poder del nacionalsocialismo, el ideario arquitectónico germano encuentra, en el norte de suiza, un buen resguardo en Max Bill, y otros arquitectos, a través de la Neues Bauen suiza como también, lo encuentran, el legado de Le Corbusier y de Mies van der Rohe.
De la obra que presenta el número de Max Bill cabe destacar una realización de 1950‑1955: la Hoschschule für Gestaltung (HfG) en Ulm. Un conjunto escolar que constaba de talleres y dormitorios, que seguía la estela de la propia Bauhaus de Gropius (1925-1926) basada en la articulación de los tres principios funcionales: “trabajo”, “habitación” y “comunidad” mediante bloques aislados unidos por un corredor. El sistema utilizado recuerda, también, al que empleó años atrás Hannes Meyer en su obra maestra: la Escuela Federal Profesional ADBG de Bernau (1928‑1930). La utilización extensiva del hormigón como material que forma parte tanto de la solución estructural y de la envolvente del conjunto, junto con la importancia dada al recorrido que sirve de nexo de unión entre las distintas piezas aisladas dispuestas sutilmente en el paisaje, hacen que la parada en la obra de este arquitecto sea más que recomendable para el análisis de la arquitectura suiza contemporánea.
Otra de las publicaciones de referencia en nuestro país: El Croquis, nos ha ido ofreciendo desde hace años, y por entregas, lo más granado del panorama arquitectónico helvético. Desde un primer número 60, publicado allá por el 1993, y dedicado a las, entonces, promesas del panorama internacional: Herzog & de Meuron, la editorial española ha ido encadenando, uno tras otro, números dedicados a seguir la obra del superestudio suizo. Al nº 60 siguió un nuevo monográfico, con número de orden 84 y, desde entonces las entregas han salido a la luz con números dobles; lo que da a entender la importancia, además, de la cantidad de su producción. El último número publicado (152-153) recoge las realizaciones y los proyectos de la etapa más reciente de H&M: del 2005 al 2010 que, unido a los anteriores, cataloga, prácticamente y de manera global, toda la producción del estudio que transcurre desde 1983 hasta 2010 (17 años, nada menos). Además de H&M como primeros espadas de la arquitectura a nivel mundial, El Croquis ha venido dedicando su producción a mostrarnos, también, la obra de distintos arquitectos helvéticos a lo largo de los últimos años. De éstos, dos números han sido dedicados a la oficina de Zurich formada por Annette Gigon y Mike Guyer. Por la trascendencia -no sólo europea sino a nivel mundial- de la obra de estos dos arquitectos suizos, la editorial se ha aproximado a su producción en dos ocasiones con los números 102 y 143 (años 2000 y 2008 respectivamente).
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Valerio Olgiati, Escuela en Paspel |
Más recientemente, y continuando con la línea iniciada con los dos equipos anteriores, El Croquis ha seguido mostrando al mundo la obra de distintos arquitectos suizos, concretamente, Christian Kerez (nº145) y Valerio Olgiati (nº156). Estos dos autores son, hoy mismo, la punta de lanza de la arquitectura suiza, con una obra de carácter personal que, en ambos casos, se explica desde una toma de posición concreta frente el hecho arquitectónico. Más dado a la polémica y convertido, sin quererlo, en l´enfan terrible (un pelín crecidito) del panorama arquitectónico helvético, Olgiati nos sorprende en cada proyecto, si bien –y esto es inevitable, incluso para él- su nombre se encuentra adherido a una obra imprescindible como lo es la Escuela en Paspel. Dispuesta como un objeto en medio del paisaje, y sin relación contextual alguna con el mismo, despliega todos los recursos que, de alguna manera, identifican este tipo de arquitectura: su estricta geometría, la plástica del hormigón como definidor tanto del exterior como del interior, la absoluta libertad compositiva de los huecos que se recortan en los tersos planos pétreos y el recurso de la cubierta inclinada a un agua como única concesión a un riguroso entorno.
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Valerio Olgiati, Escuela en Paspel |
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Christian Kerez, Escuela en Leutschenbach, Zurich
Montaje de la estructura |
Kerez es harina de otro costal. Si, y en las publicaciones anteriores, únicamente aparecía referenciado en 2G, en la edición del El Croquis dedicada monográficamente a un viaje por su obra, este se convertirá en uno iniciático al que, a buen seguro retornaremos en momentos posteriores. Autor de una escueta obra, además de fotógrafo, demuestra una habilidad extrema para presentar en sus obras una síntesis que deja al edificio prácticamente desnudo; libre de lo que él considera accesorio; como ejemplo las dos propuestas residenciales: los apartamentos en Forsterstrasse, en Zurich (1993-2003) y la indescriptible (por lo sublime) Casa de un solo muro, también en Zurich (2004-2007).
No obstante, la obra que define –de momento- la trayectoria de este, relativamente, joven arquitecto es, sin duda, su Escuela en Leutschenbach, Zurich (2002-2009), curiosamente otra muestra de la tipología escolar, como también ocurrió con algunos de los arquitectos nombrados anteriormente. El “apilamiento” de los usos por plantas; la cuidadosa organización de las funciones; el extraordinario concepto estructural del edificio, puesto al servicio de un concepto de arquitectura total, definido por el propio Kerez como: global, arquitectónico y espacial, dan como resultado una obra llamada convertirse en un referente tanto de la tipología escolar como de la arquitectura contemporánea.
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Christian Kerez, Escuela en Leutschenbach, Zurich |
Fuentes:
+AV nº 89. Materia suiza (2001)
+Max Bill Arquitecto, revista 2G, nº 29-30, 2004, Editorial Gustavo Gili
+El Croquis, números: 60, 84, 102, 109-110, 129-130, 143, 145, 152-153 y 156
+Paspel.ch
+Huber Lendorff, fotógrafo
+blogarchiv.hochparterre.ch