Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

12/3/12

2c/22 UN ANTÍDOTO CONTRA LA INFECCIÓN SENTIMENTAL

En estos tiempos inciertos resulta recomendable, en ocasiones, volver la vista atrás para otear el horizonte con una mirada crítica. Nuestra disciplina está repleta de libros, ensayos y revistas por las que cualquier arquitecto que se precie debe transitar. Uno de estos referentes impresos lo fue, sin duda alguna, la revista -de vida breve- 2c construcción de la ciudad, editada entre los años 1972 y 1985 por el Grupo 2C y capitaneada por los arquitectos Salvador Tarragó Cid y Carles Martí Arís.


De los 22 números que vieron la luz en ese periodo –todos ellos recomendables- destacaría, precisamente, aquel que clausuró su andadura: el publicado en abril de 1985 con el sugestivo título de La línea dura. El ala radical del racionalismo 1924-1934. En este número se analizaba uno de los periodos “clásicos” del Movimiento Moderno desde la perspectiva de un grupo heterogéneo de arquitectos agrupados bajo el cartel de la “Nueva Objetividad” que como se indicaba, de manera resumida y espléndida, en la cabecera del número conformó una suerte de “núcleo duro” de entre aquellos seguidores de la nueva arquitectura que exigían una total desvinculación de la práctica arquitectónica respecto a todo aquello que no estuviera directamente relacionado con la técnica y la producción; el arte, tanto que es fruto de una posición subjetiva (sentimiento), debe ser sustituido por el conocimiento.

Los arquitectos que se agrupaban entorno a este movimiento forman parte, por su importancia, de la etapa fundacional del racionalismo; nombres como: Hannes Meyer, Hans Wittwer, Hans Schmidt, Mart Stam y Ernst May; los tres primeros, junto con Emil Roth y desde Basilea, propagaban sus ideas a través de la revista ABC, que sirvió de plataforma crítica a los postulados del grupo frente a posiciones que, según ellos, se alejaban del carácter social que debía caracterizar “la nueva arquitectura”. De todos ellos, por su trascendencia, destaca la figura del segundo director de la Bauhaus de Dessau, Hannes Meyer, convertido en ideólogo del movimiento con sus famosos trece puntos del texto La arquitectura marxista publicado en 1931.

Todos los artículos y ensayos del número 22 resultan de obligada lectura; de éstos, no obstante, destacaría los tres primeros; el que sirve entrada al tema, y que da nombre al número: La línea dura firmado por Carles Martí y Xavier Monteys; el siguiente que analiza, desde el punto de vista de su idoneidad estructural, una de las obras dibujadas de mayor trascendencia del movimiento moderno: el proyecto para la Petersschule en Basilea de 1926, de Hannes Meyer y Hans Wittwer, llevado a cabo por Robert Brufau y Agustín Obiol y, por último, el tercer artículo firmado por Pep Llinás con el título: Sobre la relativa importancia de la forma, tomando como base los trece principios enunciados por Hannes Meyer en La arquitectura marxista.

Afortunadamente, la Universitat Politècnica de Catalunya digitalizó los 22 números de la revista que se pueden consultar en Revistes i Congressos UPC