Wang Shu
Lu Wenyu Amateur Architecture Studio
La concesión del Pritzker 2012 al arquitecto chino Wang Shu me parece especialmente relevante por dos motivos:
En primer lugar, se premia la trayectoria de un autor local en un país especialmente asediado por la arquitectura foránea en los últimos quince o veinte años. Entre la alargada silueta de megaedificios de todas las tipologías imaginables, y la tupida red que forman los estudios (megaestudios) procedentes de casi todas las partes del mundo, Wang Shu y su socia, además de pareja, Lu Wenyu (Amateur Architecture Studio) logran sacar la cabeza e interesar al resto del mundo con una manera de hacer arquitectura muy alejada, precisamente, de aquella que ha sido la abanderada de la apertura de China hacia el resto del mundo. En esta cuestión, entiendo, ha tenido bastante que ver que en el jurado de esta edición hayan estado, entre otros, los arquitectos Alejandro Aravena y Juhani Pallasmaa -que forman parte del mismo desde la edición de 2009, año en el que se premió la trayectoria de Peter Zumthor- y el arquitecto australiano Glenn Murcutt, laureado con este mismo premio en el 2002 y autor, también, de una obra escueta, prácticamente ligada a una única tipología como es la vivienda unifamiliar que este arquitecto inserta con maestría tanto en el paisaje como por su atención a las condiciones climatológicas y medioambientales del lugar.
En segundo lugar, resulta especialmente adecuada la elección de la obra de Amateur Architecture Studio (con esta denominación se reconoce la obra de los dos arquitectos) en un momento en que la cabalgante crisis económica mundial, que se ceba especialmente con aquellos países que, hasta ahora, exportaban la arquitectura puntera hacia China, obliga a prestar atención a otras formas de hacer basadas en la importancia del lugar, la sostenibilidad y el carácter social de la arquitectura; esta última condición, según el propio Wang Shu, es una de las más importantes cuestiones que cualquier edificio deber resolver: la de ser útil. La idea de arquitectura de Wang Shu y Lu Wenyu, parece nadar a contracorriente o ofrecer una especie de resistencia frente a otras posiciones que inciden en el carácter globalizador de la arquitectura, diseñando edificios que den respuesta a las necesidades específicas del lugar, del programa, e incluso a la participación del futuro usuario en el diseño final. En un acto que lleva al extremo sus ideas construyen parte de los nuevos edificios con materiales procedentes de viejos edificios derribados, como si quisieran continuar en lo nuevo el espíritu o la huella que el paso de los años han ido dejando en las tejas o los ladrillos salvados del vertedero.
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Museo Histórico de Ningo, Iwan Baan |
De su estudio han salido en esta última década obras que, poco a poco, han ido despertando el interés de las revistas especializadas en arquitectura; concretamente, el último número de AV, el 150, “Made in China” se ha dedicado a ofrecer un rápido recorrido por las obras más significativas de distintos autores del gran país asiático; en otros, igualmente interesantes, la publicación presentaba de Amateur Architecture Studio distintas realizaciones suyas en el Campus de Xiangshan (Hangzhou): la Academia de Bellas Artes y un edificio destinado a residencia de estudiantes (2004).
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Academia de Bellas Artes, Hangzhou, Iwan Baan |
Fuentes:
+AV nº 150
+Premio Pritzker
+fotógrafo Iwan Bann