Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

15/5/12

SUIZA ESCOLAR / ROHRER SIGRIST ARCHITEKTEN


Rohrer Sigrist architekten, Escuela Büttelen, Lucerna, vista desde el interior de la parcela




Fruto de un concurso convocado en el 2001, el equipo de Lucerna formado por los arquitectos Patrick Rohrer (1971) y Roman Sigrist (1971), Rohrer Sigrist architekten, completaron en el 2009 una escuela de primaria en su ciudad: la Schulange Büttenen.

En un espacio urbano abierto, rodeado de vegetación y de edificios residenciales de alturas y presencias muy discretas, Rohrer Sigrist architekten preparan una pieza escolar de reducidas dimensiones –apenas 1.400 m2 construidos– entre dos niveles: el del vial de acceso y el plano deprimido del interior de la parcela, con un desnivel aproximado de una planta. Los arquitectos empaquetan todo el programa docente en un pequeño volumen de planta cuadrada, con las esquinas redondeadas, de tres plantas; la principal, de ingreso, situada a nivel de la calle; una planta inferior a modo de semisótano que coincide con el patio y zona de juegos, y una planta de remate por encima de la principal. El edificio se sitúa en una esquina del solar, en el talud, y asume el papel de pieza de transición entre los dos niveles con la escalera exterior adosada a un lateral del mismo.
 
Rohrer Sigrist, Escuela Büttelen, Lucerna, vista desde el vial de acceso

La exacta geometría utilizada por los autores se concreta, en el interior, con una organización igualmente precisa: el pequeño cuadrado se organiza desde un núcleo central de espacios servidores pautados por dos “pozos de luz”, también de planta cuadrada, dispuestos, simétricamente, respecto al eje que marca la entrada. Las aulas, dos en esta planta, y cuatro en la siguiente, se disponen, a modo de turbina, dos a dos, en las fachadas principales, y rotando alrededor de los dos pequeños patios de luz. Las dos claraboyas, además de iluminar el centro de la pequeña pieza, permiten disponer entre ellas distintos espacios complementarios y comunicados con las aulas. Dado que los paquetes de dos aulas no llegan a ocupar todo el frente de fachada, los autores introducen unos estrechos espacios, en los diedros interiores, como ampliación de los arranques o llegadas de las escaleras que los alumnos usan como zona de estudio, con un banco corrido que se adapta a directriz curvada de la fachada. La amplia escalera circular situada en el sector cercano al acceso principal conecta esta planta con la inmediatamente inferior parcialmente abierta al patio de juegos.



Rohrer Sigrist architekten, Escuela Büttelen, Lucerna, planta baja y primera


Rohrer Sigrist architekten, Escuela Büttelen, Lucerna, sección

El diagrama que los autores presentan de la sección del edificio transmite la importancia dada a los dos vacíos centrales, que perforan de arriba a bajo, los dos niveles superiores y que articulan espacialmente el colegio. A éstos se adosan las dos escaleras lineales, y entre los dos parece flotar el espacio de usos múltiples dispuesto en la planta de remate. Visualmente, Rohrer Sigrist architekten añadirán todavía un efecto plástico a estos “pozos de luz” con la decoración que supone los pictóricos murales que revisten sus laterales ciegos.

Rohrer Sigrist, Escuela Büttelen, Lucerna, alzado lateral
Sí la organización en planta y la volumetría parecen estar pensadas al unísono, la resolución de las fachadas debe entenderse como un acento más a la idea de continuidad presente en la obra. Los diedros curvos, y los huecos corridos que los acompañan, disuelven el prisma original y, suavemente, conducen la vista en su recorrido por las fachadas. Esta suavidad en la imagen, la acentúan los autores con diseño del revestimiento, entendido también como continuo, con paneles de madera tratada y teñida de rojo, en los que el juego cambiante introducido en las escuadrías de madera hace “vibrar” la fachada como sí de un tejido se tratara. De nuevo aparece la idea semperiana de la envolvente como piel ligera cercana al textil o, en este caso, al trabajo de la cestería.

Rohrer Sigrist, Escuela Büttelen, Lucerna, vista del patio de juegos




Los módulos de fachada han sido premontados en taller y ocupan la altura correspondiente a las dos plantas superiores del colegio y, en esa idea de continuidad, no se interrumpen a su paso por las zonas de los huecos sino que, convenientemente vaciados, los bastones pasan por delante de las ventanas convertidos en maineles o parteluces, con los que se hará coincidir el patrón de estores exteriores que se dispone en la cámara existente entre el plano de madera y el vidrio.

Rohrer Sigrist architekten, Escuela Büttelen, Lucerna, interior



El interior del edificio se nos ofrece, también, con una estricta paleta de materiales; son espacios limpios, en los que predomina el blanco que envuelve tanto los suelos como los techos y las paredes, en los que el juego plástico del color aparece, casi de manera pedagógica, en puntos concretos en los que los autores parecen querer concentrar la vista de los alumnos: las paredes de los “pozos de luz”, una repisa interior en la que descansar las mochilas……


zanderroth architekten, Schulzendorf, Berlin, 2008

  El trabajo de filigrana que Rohrer Sigrist architekten acometen en esta elaborada fachada de madera –muy presente en la cultura arquitectónica centroeuropea- remite a otro proyecto también escolar en el que se lleva la límite el diseño de una envolvente trabajada como una cesta, un mimbre: el proyecto para la rehabilitación y ampliación de la escuela Schulzendorf (2008), en Berlín, de zanderroth architekten.











Fuentes:
+ Fotografías: Roger Frei
+ world architects