Forma parte ya del lenguaje cotidiano denominar Zona Cero a aquel espacio (físico o no) que ha sido objeto de un acontecimiento de tal magnitud que, automáticamente, pone el contador a cero en la historia particular de ese sitio (físico o no): primero para que no se olvide y, segundo, para que todo pueda ser reformulado desde ese nuevo punto de partida. El momento actual de crisis generalizada puede convertirse (si no lo ha sido ya) en la Zona Cero para la arquitectura en nuestro país: un espacio de tiempo, concreto, a partir del cual nos veremos obligados a buscar nuevos caminos. / Forms part of everyday language to call Zero Zone to that space (physical or not) that has undergone an event of such magnitude that automatically sets the counter to zero in the particular history of that site (physical or not): first so that is not forgotten and, second, so that everything can be reformulated from this new starting point. The present time of general crisis can become (if it has not already been) at Zero Zone for Architecture in our country: a space of time, concrete, from which we will be forced to seek new ways.

15/10/12

LA ATLÁNTIDA DE HORMIGÓN / REYNER BANHAM

















Comentaba, en la entrada correspondiente al Brutalismo, que el profesor Banham nos tenía mal acostumbrados a mirar la arquitectura a través de sus ojos de ingeniero. Además de esto, el viejo profesor nos contaba los hechos más significativos de las etapas heroicas del Movimiento Moderno (también las posteriores) como si de una novela se tratara; nos introducía en la complejidad de teorías y movimientos del mejor modo que se puede hacer: explicándolo de manera sencilla; camino, éste, que no está al alcance de cualquier crítico o escribidor de la arquitectura.
  

9/9/12

20/6/12

FRANCIA ESCOLAR / BLOCK & GUINÉE*POTIN EN NANTES


BLOCK & GINÉE*POTIN, edificio multifuncional en Nantes, Francia, 2009. Vista del acceso a la zona escolar 

13/6/12

RAFAEL MONEO / APUNTES SOBRE 21 OBRAS

Los que en la segunda parte de la década de los 80, andábamos ocupados en completar nuestra licenciatura, teníamos un ojo puesto en el tablero y otro en El Croquis que, en aquellos momentos, comenzaba a publicar (a un precio asequible para economías estudiantiles: nº 20 abril de 1985, 250 ptas.) los últimos proyectos de Rafael Moneo. Cuando terminamos, ya no pusimos sólo uno, sino toda la artillería para desentrañar lo que Moneo quería transmitirnos en cada obra.

28/5/12